Emprender como autónomo es una aventura llena de retos, y uno de los más importantes es cumplir con tus obligaciones fiscales. En este artículo te explicamos de forma sencilla qué impuestos debes presentar, en qué plazos y cómo mantener tu negocio en regla con Hacienda.
Antes de emitir tu primera factura, es imprescindible darte de alta en el censo de empresarios mediante el modelo 036 o 037 y registrarte como trabajador autónomo en la Seguridad Social (RETA). A partir de ahí, tendrás que hacer frente a varias obligaciones fiscales de forma periódica.
Entre los impuestos principales se encuentran:
- IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas): Se presenta trimestralmente mediante el modelo 130 (estimación directa) o 131 (estimación objetiva), y se incluye también en la declaración anual de la renta.
- IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido): Se declara cada trimestre con el modelo 303 y, al final del año, se presenta un resumen anual con el modelo 390.
- Retenciones a profesionales: Si pagas a otros autónomos, debes presentar el modelo 111 cada trimestre y el modelo 190 de forma anual.
- Modelo 347: Si facturas más de 3.005,06 € a un mismo cliente durante el año, debes declararlo mediante este modelo informativo.
El calendario fiscal se organiza en trimestres:
- Enero–marzo (declara en abril)
- Abril–junio (declara en julio)
- Julio–septiembre (declara en octubre)
- Octubre–diciembre (declara en enero del año siguiente)
Enero, además, concentra muchas declaraciones anuales, por lo que es especialmente importante estar preparado.
Para evitar sustos con Hacienda, es fundamental que lleves un control mensual de tus ingresos y gastos, guardes facturas durante al menos 4 años y, si tienes dudas, recurras a una gestoría de confianza. También es recomendable utilizar herramientas digitales de facturación que te ayuden a mantener todo en orden.
Cumplir con tus obligaciones fiscales como autónomo no tiene por qué ser complicado si te organizas bien y cuentas con el apoyo adecuado. En TZUITZU GESTIONES te ayudamos a mantener todo en regla para que puedas centrarte en lo más importante: hacer crecer tu negocio.